Reciclaje de paneles solares

¿Cómo funciona el reciclaje de paneles solares?

Energía fotovoltaica Transición energética

La energía solar fotovoltaica es la tercera fuente de energía renovable más importante en términos de capacidad instalada a nivel global, con un crecimiento que, en 2022, se situó en el 22 %, según datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA). Esta misma agencia, calcula en 78 millones de toneladas en todo el mundo la cantidad de paneles solares que podría haber en 2050. Por ello, y para asegurar que el impacto medioambiental de esta energía renovable es el menor posible, se procede a reciclar los paneles fotovoltaicos que tienen una vida útil de unos 30 años, aunque su eficiencia se reduce entre un 6 y un 8% después de los 25 años.

Estos paneles están compuestos principalmente de silicio, vidrio, aluminio y materiales semiconductores que pueden ser reutilizados y recuperados mediante el reciclaje. De hecho, este reciclaje es obligatorio en la Unión Europea desde 2012, que establece que los fabricantes de placas deben recoger y reciclar los paneles solares cuando termine su ciclo de vida útil. Esto no es así en todos los países, en Estados Unidos, por ejemplo, esta obligatoriedad depende de los estados.

¿Cómo es el proceso de reciclaje de los paneles solares?

El proceso de reciclaje de paneles solares no es siempre el mismo ya que puede variar según la tecnología específica empleada para la fabricación del panel así como las instalaciones de reciclaje disponibles y la innovación de la que se disponga. Sin embargo, en términos generales, el proceso suele seguir estas etapas:

• Recepción y clasificación: Los paneles solares llegan al centro de reciclaje, donde se verifica su estado y se clasifican según el tipo de tecnología y material que contienen.
• Desmontaje: Esta es una de las partes más importantes del proceso. Se desmontan las partes principales, como el vidrio, las células fotovoltaicas y el marco de aluminio que, por ejemplo, es 100 % reciclable. Esto se puede hacer manualmente o con maquinaria especializada.
• Separación de materiales: Una parte de este proceso incluye el reciclado térmico por el que, una vez retirado el aluminio y el vidrio, el panel pasa por un procesamiento térmico a más de 500ºC para quemar los plásticos que aún puedan quedar adheridos. El siguiente paso son una serie de procesos químicos llamados delaminación para eliminar la capa de polímero y separar los contactos metálicos. Por último, se graban las obleas de silicio, un material reutilizable en más de un 80 %, antes de fundirse en placas reutilizables.
• Reciclaje: Los materiales recuperados se someten a procesos específicos para purificarlos y prepararlos para su reutilización o reciclaje final. Por ejemplo, el silicio puede ser refinado para su uso en la fabricación de nuevos paneles solares, al igual que el vidrio o el aluminio. 
   

Ventajas del reciclaje de paneles solares

No hay duda de que el reciclaje de paneles solares aporta un buen número de ventajas al medio ambiente facilitando que la energía solar fotovoltaica sea una energía cada vez más limpia y con menor impacto medioambiental. Es importante que las placas solares sean recicladas debidamente, no solo para poder reutilizar los valiosos materiales que las componen sino también para minimizar la contaminación de algunos componentes que pueden resultar nocivos como el plomo o el cadmio. Al reciclarlos adecuadamente, el centro de reciclaje podrá desechar estos materiales con total seguridad.

Además, el reciclaje de las placas solares es un estímulo para la economía circular, creando a su vez nuevas oportunidades de negocio y empleo en el sector del reciclaje, al tiempo que disminuye la dependencia de recursos primarios. Y si esos materiales se reutilizan, también se disminuye la presión sobre el medio ambiente y se fomenta la sostenibilidad.

No hay duda de que el reciclaje de paneles solares es un importante impulso a la transición energética, contribuyendo a la sostenibilidad y eficiencia del sector de la energía solar. Esto es esencial en la transición hacia fuentes de energía más limpias y renovables, lo que a su vez ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar el cambio climático.